Rabietas: Cómo gestionar las rabietas de los más pequeños de la casa
- Laura Méndez
- 16 ago 2022
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 18 ago 2022
¿Qué es una rabieta?
Una rabieta es un comportamiento o arrebato emocional desproporcionado más frecuente en los niños de 2 a 4 años, producida por un motivo poco justificado den respuesta a deseos o necesidades insatisfechas que es de corta duración.
En el berrinche se añade un llanto fuerte y más duradero, y la pataleta se asocia a niños de edades mayores (5-8 años).
Los niños también realizan estas rabietas con la finalidad de expresar alguna necesidad básica (dolor, hambre, cansancio, miedo, inquietud, tristeza, frustración, etc.) que les genera una emoción negativa. Al no adquirir plenamente el lenguaje hasta los 3 años, más o menos, podemos comprender que el niño pueda expresar hasta esa edad el desagrado gritando, llorando o pataleando. Eso sí, con cierto limite que debemos imponer los adultos para que esa forma de comportamiento no llegue a normalizarse para conseguir cualquier cosa que necesiten o deseen.
IMPORTANCIA DEL MODELO FAMILIAR
Cuando en la familia las personas adultas se relacionan mediante portazos, expresiones emocionales fuertes, llantos o gritos, es habitual que los niños copien ese modelo y reproduzcan más frecuentemente las rabietas en su día a día. En general un 50% de las rabietas infantiles son adquiridas por imágenes en el ámbito familiar y el otro 50% por falta de límites en casa.
Es fundamental trasmitirle al niño buenas formas de actuar y relacionarse con el entorno.
¿Qué podemos hacer frente esta rabieta?
Es importante conocer a tu hijo, saber cómo le gustaría ser tratado cuando desea muy intensamente algo de lo cual se tiene que privar, ya que los niños quieren saber porque no pueden hacer lo que ellos realmente desean.
También debemos enseñar a los niños a diferenciar entre lo que quiere decir “Si” y lo que quiere decir “No”. Porque cuanto antes lo aprendan, antes se producirá el abandono del llanto como sistema de petición.
Hay muchas técnicas utilizadas en el mundo de la psicología para trabajar este tipo de comportamientos en los más pequeños de la casa. Pero la que presenta más evidencia empírica y resolución es la denominadas “Extinción de la conducta”. Esta técnica consiste en la desatención de la conducta disruptiva y la aplicación o aprendizaje de alternativas que el niño pueda escoger frente la misma situación en distintas ocasiones.
No hacer caso al berrinche durante un tiempo determinado permite bajar el nivel de ansiedad y enfado que pueda presentar el niño en ese momento. Informarle de que cuando se calme, le atenderás y, si fuera necesario, ayudarle a bajar ese malestar abrazándole. Sin olvidar, que una vez esté calmado, aplicaremos los límites o las normas que creamos convenientes.
Es importante la buena gestión de estas rabietas, ya que a los niños que se les consienten los berrinches y no se les aplican unos límites adecuados, tienen más posibilidades de padecer problemas emocionales en la etapa adulta.
Por lo tanto, recuerde que frente una rabieta:
1. No se debe ceder
2. Es necesario esperar con paciencia a que se tranquilice, si hace falta llevarlo a algún lugar tranquilo y vigilar que no se lastime.
3. Cuando esté tranquilo, es importante hablar con él o ella y darle alternativas.
4. Enseñarle las normas y limites pertinentes a la situación. Deben ser normas claras, objetivas, sencillas, y, sobre todo, consistentes y rutinarias.
- Expresiones como “Pórtate bien” o “no seas mala” no especifican una norma clara. En cambio, un límite o norma bien establecido sería: “En la biblioteca has de hablar bajito”; “Coje la mano de la mamá para cruzar la calle”.
5. Aplicar el límite con firmeza, sin gritos, con una voz segura y siempre mirándole a los ojos.
6. También es beneficioso dar la oportunidad a nuestros hijos de decidir la manera de cumplir sus órdenes, sin necesidad de imponérselo. En vez de decirle, “te has de bañar en la bañera”, podemos darle la opción de elegir: “Es la hora de la ducha ¿Qué prefieres la ducha o la bañera?”
7. De la misma manera que castigamos, es importante destacar lo positivo que hacen los pequeños. Así saben que es lo que realmente está bien hecho. Al dar una orden, podemos aplicar esto mismo y decirles lo que deben hacer en vez de lo que no deben.
8. Dar explicación de las razones por las que ha de realizar cierta acción referida a una norma. Así, al aplicar el límite, le damos la razón de porque tiene que obedecer y se sentirá más animado a hacerlo: “Si le quitas los juguetes a tu hermano, él se sentirá triste porque le gustaría seguir jugando con ellos”.
9. Sugerir una alternativa ante la aplicación de un limite referente al comportamiento del niño. Sonará menos negativo y se sentirá más tranquilo. “No podemos llevarnos los muñecos al parque porque son muy grandes, pero podemos llevarnos la pelota para jugar”.
10. Siempre que apliques un límite, hazlo desde la tranquilidad. Si te notas muy alterado, tomate un respiro. Ya que, si aplicamos normas desde un nivel de enfado elevado, es más probable que después no cumplamos con la norma establecida.
Bibliografía recomendable
Para niños:
- “Tengo un volcán” Tirado, Miriam. Editorial Carambuco ediciones
- “Vaya rabieta” D’allaçe, Mirelle. Editorial Corimbo
Para padres:
- “Rabietas: consejos y herramientas para lidiar con ellas con conciencia, humor y amor”. Editorial Urano
- “El lenguaje del cariño, entre padres e hijos” Velasco, Alejandra. Editorial Picolo, México 2005.





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