¿Cómo podemos fortalecer el vinculo familiar entre nosotros y nuestros hijos?

Cuando hablamos de un buen vínculo, hablamos de un vinculo basado en la democracia y que genera un apego seguro. Es decir, un ambiente en el que nosotros y nuestros hijos podamos expresar lo que sentimos, nuestros gustos o pensamientos, sin miedo a ser juzgados, criticados o rechazados. Es importante pasar tiempo de calidad para crear un buen vinculo familiar, conocerlos y que nos conozcan.

La familia tiene un papel muy importante en la base de los valores que conforman a una persona y su manera de expresar y gestionar sus emociones. Ella es la que se encargará de establecer cierto tipo de vinculo o apego con sus hijos.

Actualmente, es difícil pasar tiempo en familia, ya que las horas de trabajo aumentan y las horas de ocio o tiempo libre se reducen. Además, como he comentado en un post anterior, las horas del uso de las tecnologías ha aumentado tanto en niños como en adulto, lo cual produce que aún haya menos tiempo de calidad en familia.

¿Cómo podemos fortalecer el vínculo familiar? Os dejo algunas tareas simples que podemos realizar en el día a día:

- Entablar conversación: al final del día contarnos alguna anécdota o acontecimiento importante o interesante. O simplemente como nos ha ido el día, que ha sido lo peor o lo mejor, que queremos lograr…

- Ayudar en las tareas del hogar: enseñar a compartir tareas por igual nos ayuda a trabajar juntos en casa y mejorar la convivencia. Debemos tener en cuenta que tareas podemos asignar a nuestros hijos dependiendo de la edad.

- Excursiones fuera de casa: a diferentes lugares para visitar, hacer deporte, parques de atracciones

- Juegos de mesa: para pasar un rato divertido

- Gincanas en casa: podemos realizarlas de diferentes temáticas desde buscar el tesoro escondido hasta de espías.

- Leer cuentos en familia

En resumen, lo más importante es pasar tiempo juntos. Además de que ese tiempo juntos sea una actividad en la que haya interacción y genere sensaciones y emociones positivas a los miembros de la familia.

Es aconsejable seguir un estilo educativo democrático caracterizado por la escucha activa de nuestros hijos, adaptar las exigencias según su desarrollo y poner límites y normas claras y coherentes de la misma manera que aplicamos refuerzos positivos cuando realizan acciones positivas. Mostrarles afecto y mantener comunicación con ellos.